El secreto de Israel

*******

 

1 de Mayo del 2004

 

 

 

“J.N.S.R.”: “Yo no Te importunaré más si Tú no deseas. Si Tú puedes decirme cuál es el depósito sagrado retirado a Adán y entregado a todos los Patriarcas, ¿lo quieres? ¿O tal vez no es el momento de descubrirlo”.

 

Moisés: “† Por la Cruz del Amado, Signo de todas las alianzas, JESUS el Divino, el Sublime, me ha encargado responderte: Yo he guardado el depósito en mi corazón para hacer avanzar a las tribus y nadie podía extraviarse ni desviarse, porque el Depósito Sagrado lo retenía. La marcha agotadora a través del Desierto estaba protegida y los hombres me escuchaban; Yo MOISES: yo estaba presente y representaba el Depósito Sagrado como un buen Sacerdote representa a Jesucristo en la Tierra.

Tú no puedes dudar que yo estoy aquí, en este momento, para hablarte, Dios me envía a ti porque es el tiempo de descubrir los Secretos de Dios porque vosotros adelantáis el Tiempo del Encuentro a causa de la irritación que infligís al Santo Corazón que no desea sino la Paz en Su Amor.

Este Depósito Sagrado quemaba mi pecho, proyectando Su fuego Sagrado en todas mis venas, en todo mi cuerpo, en todo lo que yo tocaba y en los que se acercaban a mí, a millares de metros en torno a mí. Así se ganaban todas las batallas contra los enemigos de Dios porque yo tenía en mi corazón, Al que debía morir por cada uno de nosotros y salvarnos. Esta forma, que vivía, no estaba todavía concebida, se imbricaba en otra forma, semejante pero más pequeña, que brillaba con la misma fuerza: es como si la una alimentara a la otra.

Hoy se me permite decirte: el Secreto de Israel, dado a Adán y que él guardaba en sí, se ha perdido en curso de los siglos internacionalmente. Pero San Juan Bautista lo tenía en su corazón, así como su padre Zacarías que profetizó en su nacimiento (Lc 1):

«67 Bendito sea el Señor, Dios de Israel porque ha visitado y liberado a Su Pueblo. 76 Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para prepararle los caminos, para dar a Su Pueblo el conocimiento de la Salvación, por medio del perdón de los pecados, gracias a la Misericordia entrañable de Nuestro Dios».

Predicación de Juan Bautista: la voz que clama en el desierto no podía sino proclamar la Venida del que es, que era y que viene. Aquel por el que venía la Salvación, el Hijo de Dios, nacido de la Virgen en Su Concepción Divina e Inmaculada.

Lc 3:

«6 Toda carne verá la Salvación de Dios.

8 Dad pues frutos dignos de conversión.

16 Yo os bautizo con agua, pero viene el que es más fuerte que yo y no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias. El os bautizará en el Espíritu Santo y el Fuego.

18 y con otras muchas exhortaciones él anunciaba al pueblo la Buena Nueva...», la que ha sido ocultada por todos los Patriarcas y que se ha perdido intencionalmente, porque el pueblo no estaba preparado para oír y aprobar una revelación tan fuerte: el Hijo Divino, el Hijo de Dios, nacido de una Virgen cuya Concepción es Divina e Inmaculada, Dios en medio de nosotros nacerá en Israel; el Germen de la Promesa fue llevado VIVO de Patriarca escogido en Patriarca, como la Eucaristía (que irradia en la custodia) reposa en el Altar de la Santa Iglesia de Jesucristo para ser adorada, oculta en el Santo Sacramento.

El Depósito Sagrado, el Nombre de YHshWH, es como la Hostia; él debía ser guardado en el corazón de los grandes Patriarcas, este corazón hecho custodia que lleva la Hostia, el Germen de la Promesa, el Depósito Sagrado del Padre. Así ellos tenían al Dios Vivo entre ellos. El Padre había puesto todo Su Amor Vivo en el Santo Nombre de Su Hijo, y el Nombre vivía ya, como un embrión muy vivo, y era YHshWH, Yeshoua, Luz Viviente de Dios.

Isabel, al ver a MARIA encinta que iba a visitarla reconoció en Ella el Depósito Sagrado, el de la Promesa hecha a Israel:

«¡Bendita Tú entre todas las mujeres y Bendito el Fruto de Tu seno!

¡De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme!... Bienaventurada Tú que has creído en el cumplimiento de todo lo que el Señor Te ha anunciado!» (Lc 1, 43 y 45).

Yo digo: Bienaventurada Isabel porque en la Virgen Santa, reconoció al Santo de los Santos, Yeshoua, en el seno bendito que Lo contenía.

No hay más de secreto en este Depósito Sagrado. Queda a los Judíos, a la totalidad de Israel, reconocer al Mesías en Jesucristo, ver en MARIA La Elección de Dios desde el Origen. JESUS–MARIA, Depósito Sagrado del Padre. Sin la Madre y el Hijo, no hay Salvación.

Algunos lo han comprendido, La Paz es a este precio:

Reconocer a la Madre y al Hijo Divinos.

Ella nos conduce al Hijo, Ella es el Arca de Alianza.

Tal es la Voluntad de Dios.

Yo soy Moisés.

La liberación de todas la Naciones se encuentra en la confianza de la elección: Dios es el Primer Servido. Así serán liberadas todas las Naciones, unas después de otras, comenzando por Israel.

Palabras del Señor.

Amén”.