Orad por la Iglesia de Dios

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27 de Marzo 2004

 

 

JESUS: “Hija mía, escribe para todos. Este dogma completo: la Divina Concepción Inmaculada de María, no es acaso necesario para los hombres que se creen superiores a Dios. Pero si Yo pido a Mi Santa Iglesia proclamar este dogma, es que es necesario vencer a Satán por este medio divino.

A pesar del horror de lo que ha ocurrido por su propia elección hecha de orgullo y de voluntad de destrucción, el maestro del Mal sabe bien que Dios puede vencerlo, porque él no es más que una criatura y nada más. Pero Dios le deja libre de obrar hasta el Fin de los Tiempos.

Dios no tiene sino una palabra y no vuelve jamás en cuanto a la Libertad acordada a la naturaleza angélica, aunque caída, así como a la naturaleza humana. Libertad, piedra de toque: del Amor que conduce a la santidad, del Odio que impulsa al Infierno.

Delante de la Mujer aureolada del Sol de Dios, Satán se deslumbró. El sabe que Ella debe dar a luz a los hijos del Padre, los que Dios, Su Hijo, durante Su Santa crucifixión, Le ha entregado en herencia espiritual, toda la humanidad.

He aquí a Tu hijo. He aquí a tu Madre.

Juan es hijo virgen: al pie de la Cruz, él representa a esta Generación Nueva que descansará en el Corazón de Dios cuyo Amor no tiene fronteras. Satán teme a Mi Madre. Pero la Virgen Pura no puede todavía impedirle sembrar su odio que lo lleva contra la humanidad, porque él quiere destruir todo. El lo podría, siendo libre de obrar1 hasta el Fin de los Tiempos, porque tiene la Palabra del Dios Trinitario.

La que debe aplastar su cabeza (su espíritu maléfico) no es la “cuarta Persona” de la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, Ella es la Hija de Dios, nacida del Espíritu Santo.

Hija mía, no añadas nada más para convencerlos.

Ellos comprenderán, pero ¡ay!, demasiado tarde, cuando hayan ingerido todo el veneno de la Bestia, porque mi Santa Madre no ha hecho promesas a Satán.

Ella puede abreviar este tiempo de desgracia, porque Ella puede entrar en guerra contra Satán; Sus armas están en Su Nombre:

Yo soy la Divina Inmaculada Concepción.

Su Nombre debe ser reconocido por Mi Santa Iglesia. Allí se encuentra el arma que abatirá el orgullo insensato del maestro del Mal, porque María no le ha hecho ninguna promesa. El sabe que Ella debe dar a luz a todos los hijos de Dios, los que Ella lleva en Sí, nacidos del Espíritu y del Agua.

Pero hasta el presente, Satán ha ignorado el cómo. Si vosotros dudáis de Su Divina Concepción Inmaculada, Satán no duda y lucha con todas sus fuerzas contra la Iglesia, echando a Tierra las Estrellas1, que son Mis Sacerdotes, tratando de destruirlos a todos, hasta el último.

Vuestro Santo Papa, Mi dulce Vicario, lo sabe. Yo le sostengo para que él pueda ayudar a Mi Santa Madre en su tarea. Para que la Madre de la Iglesia pueda vencer a Satán, una sola barrera Le impide, es Mi Santa Iglesia.

Si vosotros estáis satisfechos de venerar a Mi Santa Madre en Su Inmaculada Concepción, es que no os ha sido dado hasta ahora el comprender cómo MARIA, la Todo Pura, podía vencer a Satán Ella sola, como un ejército ordenado en batalla: Ella tiene Su Ejército, son los millares de Angeles que La siguen a todas partes; Ella está acompañada de los Santos Arcángeles, de los que Miguel es el Jefe. Las armas de este Ejército: la Fe, la Esperanza y la Caridad, están en Dios.

Pero la Iglesia, sola, puede anunciar la Hora de su propia Liberación, y la Hora de la Marcha de todas las Naciones hacia Dios; la Hora de la Gran  Purificación que preludiará el Reino de Dios entre los hombres liberados para siempre del yugo de Satán.

Cuando Mi Santa Iglesia glorifique en la Tierra a Mi Santa Madre, como está ya glorificada en el Cielo, la Divina Madre de Dios salvará a la Iglesia Militante ya tan atacada por Satán. Al salvar a la Iglesia, todos sus miembros, hijos de Dios y los hijos del mundo entero, encontrarán el Unico Camino, el de Dios, el Camino de la Salvación: Yo soy el Camino, la Verdad, la Vida Eterna.

En el mismo instante, cuando la Iglesia pronuncie este dogma completo que glorificará a MARIA en la Iglesia de JESUS, los hijos del Padre pasarán por MARIA y volverán al Padre curados y no conocerán ya el Mal. El espíritu del Mal no puede ser aplastado sino por el Espíritu Santo, y si Dios ha escogido a una Mujer que lleva el Nombre de MARIA es que Ella sola, siendo la Hija de Dios, la Esposa de Dios y la Madre de Dios, lleva a la Santísima Trinidad en Sí, como Ella misma es acogida por la Santísima Trinidad.

Satán se exaspera con solo oír el Nombre Bendito de Mi Santa Madre porque la lucha de la humanidad contra el Orgullo ha comenzado ya. Dios lo ha hecho saber al mundo entero. Por eso la Tierra debe temer el fuego en toda su extensión, el odio por las armas de destrucción, el hambre, las maldiciones y los accidentes de todo género.

Orad todos unidos para que la Santa Iglesia de JESUS reconozca a la Hija de Dios en Su Inmaculada Concepción. Llenad todas las iglesias de la Tierra. Venid a orar y adorar al Señor. Venid a recibir los Sacramentos del Perdón de Dios y de Su Santa Eucaristía.

Orad por el Santo Padre. Orad por la Iglesia”.

 



1. Se refiere a la cita bíblica:

1. Ap 12, 4.